Se caracteriza por convulsiones o descargas anormales en las neuronas del cerebro de forma recurrente, que en ocasiones se acompañan de pérdida de conciencia, movimientos involuntarios repetitivos y pérdida del control de la funciones de los esfinteres. Según la OMS esta enfermedad afecta a unos 50 millones de personas en todo el mundo, lo que la convierte en uno de los trastornos neurológicos más comunes.
Las causas pueden ser variadas y dependen de la edad, por ejemplo, en el caso de los recién nacidos puede ser debido a factores genéticos, malformaciones cerebrales, o infecciones adquiridas por la madre durante la gestión del feto, el momento del parto o en las primeras etapas de la vida.
En el caso de personas adultas se pueden encontrar causas como:
Traumas craneoencefálicos
Anomalías o traumas cerebrales
Accidentes cerebrovasculares
Infecciones
Lesiones en la gestación fetal
Trastornos en el desarrollo
Dependiendo del tipo de epilepsia los signos son diferentes, en el caso de niños se puede presentar ausencias o pérdidas de conciencia con frecuencia, en adultos se puede evidenciar por:
Confusiones o ausencias
Movimientos involuntarios de brazos y piernas
Pérdida del conocimiento
Rigidez en los músculos
Síntomas psicológicos como ansiedad o déjà vu
Acorde a los síntomas la epilepsia o convulsiones se puede pueden clasificar de dos formas:
Primarias o focales: que son cuando se evidencian alteraciones en el funcionamiento del cerebro y registran síntomas iniciales como pérdida de conciencia y movimientos sincrónicos de las extremidades.
Secundarias o generalizadas: que se manifiestan a raíz de un trauma craneoencefálico, infecciones en el sistema nervioso entre otras.
No hay una forma de prevenir la epilepsia, pero sí se pueden tener los cuidados necesarios para minimizar el riesgo, en personas diagnosticadas es importante que se adhieran a los tratamientos necesarios y que asistan a los controles médicos.
Depende del estado en que se encuentre el paciente. Si llega con una crisis existente, esta se puede controlar con medicamentos orales o anticonvulsivantes, seguimientos con electroencefalogramas o resonancias magnéticas y tratamiento recomendado por el médico con apoyo de neurología. Sin embargo, cuando ya tiene episodios recurrentes que cada vez son más fuertes y que con tratamientos regulares no tiene una adecuada recuperación, se comienzan a mirar procedimientos hospitalarios como cirugía o radiocirugía, y medicamentos específicos para llevar un mejor control de la crisis.
En Colombia el tratamiento de esta enfermedad está incluido en el Sistema de Salud, por lo que permite que los pacientes con esta afectación tengan atención médica especializada, suministro de medicamentos seguros y sin efectos secundarios y tratamientos avanzados para mejorar la calidad de vida.
En la Clínica Shaio contamos con un equipo de profesionales especializado en diagnóstico y tratamiento de enfermedades neurológicas, con más de 30 años de experiencia, así como la tecnología médica mínimamente invasiva.
Este artículo contó con la asesoría del Dr. Antonio Schlesinger Piedrahita, neurólogo.
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