
Es normal que cuando tenemos un dolor de cabeza, una gripa o algún dolor muscular, nos tomemos una pastilla para aliviar el malestar y probablemente esa pastilla sea un acetaminofén. Este analgésico tan común, de fácil acceso y considerado seguro, puede ser nocivo y causar gran daño al hígado si se abusa de su consumo.
En este blog, y con la orientación del Dr. Omar Martínez, especialista en Hepatología, te explicamos de manera sencilla por qué ocurre, cómo reconocer los síntomas de alerta y qué hacer para usarlo de forma responsable sin dejar de aliviar tus molestias.
El acetaminofén (o paracetamol) es uno de los analgésicos y antipiréticos más utilizados en el mundo. Ayuda a reducir dolores leves y moderados y a bajar la fiebre, por eso es tan común para malestares cotidianos. A diferencia de otros medicamentos como el ibuprofeno o el naproxeno, el acetaminofén es amigable con el estómago, pero su proceso de eliminación ocurre principalmente en el hígado. Y es ahí donde puede aparecer el riesgo.
¿Qué pasa en el hígado cuando tomamos acetaminofén?
Cuando tomamos una dosis adecuada, el cuerpo lo procesa sin problema y elimina la mayor parte mediante la orina. Sin embargo, una pequeña parte se convierte en una sustancia tóxica llamada NAPQI, que normalmente el hígado neutraliza utilizando una molécula protectora llamada glutatión.
El problema ocurre cuando:
En estas situaciones, el hígado no alcanza a neutralizar todo el NAPQI y este empieza a dañar directamente las células hepáticas, generando una lesión que puede ser leve o incluso llevar a una falla hepática grave.
Cuando el hígado se ve afectado: ¿qué puede pasar?
El daño hepático por exceso de acetaminofén puede presentarse de distintas formas:
Señales de alerta: síntomas que no debes ignorar
Al principio, el daño puede no dar síntomas claros, pero con el paso de las horas o días pueden aparecer signos como:
Si has tomado dosis altas, combinaste varios medicamentos con acetaminofén o tienes alguno de estos síntomas, lo más importante es consultar al médico de inmediato.
¿Cómo se diagnostica el daño por acetaminofén?
El diagnóstico se basa en el estudio de historia clínica, los síntomas y en exámenes de laboratorio que evalúan la función del hígado. El médico puede solicitar pruebas como:
Tratamiento y recuperación
Si se sospecha daño por acetaminofén, el tratamiento debe empezar lo antes posible. El antídoto indicado es la N-acetilcisteína (NAC), que ayuda al hígado a recuperar el glutatión y bloquear la sustancia tóxica.
Puede administrarse por vía oral o intravenosa y el paciente debe permanecer en observación médica mientras se evalúa su evolución.
Cuando el tratamiento inicia a tiempo, la mayoría de los pacientes se recuperan completamente.
Cómo prevenir el daño hepático por abuso de acetaminofén
Cuidar la salud de tu hígado comienza con el uso responsable de medicamento, también existen otras simples acciones que puedes hacer:
El acetaminofén es un gran aliado para manejar el dolor y la fiebre, siempre que se use con responsabilidad. Pero en exceso puede convertirse en un enemigo silencioso para el hígado, incluso en personas sanas.
Conocer los riesgos, usar la dosis correcta y consultar al médico ante cualquier duda es la mejor forma de proteger tu salud.