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Embolia pulmonar: cuando una señal silenciosa puede poner tu vida en riesgo

dic 11, 2025
Embolia pulmonar: cuando una señal silenciosa puede poner tu vida en riesgo

Sentir falta de aire repentina, dolor en el pecho o una fatiga intensa que aparece sin causa aparente puede parecer un malestar pasajero. Sin embargo, en algunos casos, estos síntomas pueden ser la manifestación de una embolia pulmonar, una de las emergencias médicas más graves y potencialmente mortales.

Esta condición es una de las principales causas de muerte de origen vascular, después del infarto y el accidente cerebrovascular. Puede aparecer en cualquier momento y sus señales suelen confundirse con otros problemas de salud, por lo que reconocerla a tiempo puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

El Dr. Rubén Dueñas, médico especialista en Neumología, nos explica de forma clara qué es la embolia pulmonar, por qué ocurre, cuáles son sus síntomas y qué se puede hacer para prevenirla.

¿Qué es la embolia pulmonar y por qué es tan peligrosa?

La embolia pulmonar ocurre cuando uno o varios coágulos de sangre bloquean las arterias del pulmón, impidiendo que la sangre se oxigene adecuadamente. En la mayoría de los casos, estos coágulos se forman en las venas profundas de las piernas y, al desprenderse, viajan a través del torrente sanguíneo hasta llegar al pulmón.

Cuando una arteria pulmonar se bloquea, el corazón —especialmente su lado derecho— debe trabajar con mayor esfuerzo para mantener la circulación. Esta sobrecarga puede provocar daño cardíaco y comprometer la vida del paciente si no se actúa de manera oportuna.

¿Por qué ocurre y quiénes tienen mayor riesgo?

El Dr. Dueñas señala que uno de los principales factores de riesgo es la inmovilidad prolongada, ya sea por reposo, hospitalización o viajes largos. Permanecer mucho tiempo sin movimiento favorece la formación de coágulos en las piernas.

A esto se suman otros factores como cirugías recientes, especialmente ortopédicas; traumatismos o fracturas; alteraciones en la coagulación de la sangre; enfermedades crónicas como hipertensión, falla cardíaca o EPOC; y el envejecimiento.

 

Síntomas que no deben ignorarse

Los síntomas de la embolia pulmonar pueden aparecer de forma súbita y variar en intensidad. Los más frecuentes incluyen:  

  • Dificultad para respirar.
  • Dolor o presión en el pecho.
  • Taquicardia y una fatiga intensa acompañada de sensación de angustia.

Ante la presencia de estos signos, no se debe esperar. La atención médica inmediata es fundamental para evitar complicaciones graves.

 

Cómo se diagnostica y qué tipos existen

Uno de los desafíos de esta enfermedad es que sus manifestaciones pueden confundirse con otras patologías. Por eso, la historia clínica del paciente resulta clave para orientar el diagnóstico, teniendo en cuenta antecedentes como cirugías recientes, periodos de inmovilidad o hinchazón en las piernas.

Según su evolución, la embolia pulmonar puede ser aguda o crónica:  

  • La forma aguda aparece de manera repentina y constituye una urgencia médica que suele responder al tratamiento con anticoagulantes.  
  • La forma crónica se presenta cuando los coágulos no se disuelven por completo y permanecen en las arterias pulmonares, generando con el tiempo hipertensión pulmonar, cansancio progresivo y, en algunos casos, falla cardíaca.

Para confirmar el diagnóstico, el equipo médico puede solicitar estudios como tomografía de tórax con contraste, doppler venoso de las piernas, gammagrafía pulmonar o ecocardiograma.

 

Tratamiento, seguimiento y posibles complicaciones

El tratamiento dependerá de cada caso y de la gravedad del evento. En las embolias agudas se utilizan anticoagulantes para evitar el crecimiento del coágulo y permitir que el cuerpo lo disuelva; en situaciones más graves, pueden emplearse trombolíticos o procedimientos especializados.

En los casos crónicos, algunos pacientes pueden requerir intervenciones más complejas y programas de rehabilitación. Por esta razón, todos los pacientes deben realizar seguimiento médico, especialmente durante los primeros tres meses, con el fin de detectar complicaciones a tiempo.

Si no se trata de manera oportuna, la embolia pulmonar puede causar muerte súbita o falla cardíaca derecha, así como síntomas persistentes conocidos como síndrome pos-embólico.

 

Cómo reducir el riesgo

Aunque no siempre es posible prevenirla por completo, adoptar medidas simples ayuda a reducir el riesgo:  

  • Mantenerse activo.
  • Mover las piernas durante viajes largos.  
  • Seguir las indicaciones médicas después de una cirugía.  

Estar atentos a las señales del cuerpo son acciones clave para el cuidado de la salud.

La embolia pulmonar puede aparecer sin aviso, pero no tiene por qué pasar desapercibida. Conocer sus síntomas, identificar los factores de riesgo y consultar a tiempo puede marcar una diferencia real.

Informarse es una forma de cuidarse y de cuidar a quienes nos rodean. Ante cualquier duda, buscar atención médica oportuna siempre será la mejor decisión.