Los tratamientos con antibióticos han sido uno de los mayores avances médicos en la historia de la medicina, tanta ha sido su importancia que ha salvado la vida de miles de personas alrededor del mundo. Sin embargo, el paso del tiempo y la facilidad de su acceso, han hecho que su uso se vuelva cada vez más común, al punto de abusar de ellos y utilizarlos de forma inapropiada, para cualquier enfermedad o molestia, sin haber sido formulados por el médico.
Adicionalmente, el uso de antimicrobianos en la industria agropecuaria y su presencia en aguas y suelos ha contribuido de manera importante a la transmisión de microorganismos resistentes y de elementos de resistencia entre las especies. La resistencia a antimicrobianos es una realidad en bacterias, pero también se presenta en infecciones por hongos o parásitos.
Es el fenómeno en el que los microorganismos no inhiben su crecimiento con el uso de antimicrobianos, es decir, dejan de responder al tratamiento de antibióticos. Es un fenómeno que surge como consecuencia de múltiples factores como:
Según la OMS, la resistencia a los antimicrobianos se ha vuelto una de las 10 principales amenazas de salud pública a las que se enfrenta la humanidad.
Su mal uso ha hecho que se digan muchas cosas sobre los antibióticos, llevando a la desinformación y siendo una de las causas por las cuales se crean tantos mitos, restándole importancia a uno de los mayores avances médicos en el mundo. Es por esto que hablamos con el Dr. Juan Pablo Osorio Lombana, médico infectólogo para desmitificar creencias con respecto a la resistencia antimicrobiana.
Los antibióticos sólo son efectivos contra infecciones generadas por bacterias, hongos, parásitos y algunos virus. No son útiles para mejorar síntomas que se produzcan por otras razones. Por ejemplo, la mayoría de las gripas, diarreas, otitis o bronquitis, que son infecciones usualmente virales que van a mejorar sin antibióticos. Se debe procurar hacer un diagnóstico preciso orientado por el profesional de la salud.
Los tratamientos con antibióticos tienen una duración que se recomienda para mejorar la probabilidad de cura y evitar la recaída de la infección. Esto está soportado en diferentes estudios que han permitido dar esquemas de tratamiento por el tiempo más efectivo y corto posible. Dejar de tomar los antibióticos basado en los síntomas, podría exponer las bacterias a concentraciones bajas, sin haber asegurado una eliminación adecuada del inóculo (cantidad de microorganismos causantes de la infección), lo que promueve la selección de microorganismos resistentes.
No, las bacterias son las que se vuelven resistentes a los antibióticos, no las personas. Un microorganismo cuando se vuelve resistente a un medicamento es porque modifica su estructura genética para adaptarse y sobrevivir a pesar de los antibióticos, y en ocasiones, favorece la posibilidad de que colonice o infecte a las personas.
Aparte de que es falso es sumamente peligroso, aumentar la dosis de los antibióticos en un tratamiento sin consultar a un médico no soluciona el problema y puede aumentar el riesgo de intoxicación por los medicamentos. Recordemos que todos los medicamentos, incluidos los antimicrobianos, tienen riesgo de toxicidad y se recomiendan usar a dosis específicas que han demostrado ser seguras. Sólo tome medicamentos según las indicaciones del profesional de la salud.
Esto es falso. El tratamiento con antibiótico se debe dar lo más dirigido posible contra el microorganismo causante de la infección, para disminuir el impacto que pueda tener sobre otras bacterias normales que hacen parte de nuestro microbioma. Aumentar el número de antibióticos, o el espectro antimicrobiano (microorganismos frente a los cuales son activos), no mejora su eficacia. Siempre se deben seguir las recomendaciones dadas por el personal de salud.
Todos los medicamentos, no importa si son o no antibióticos, pueden tener efectos secundarios. Además, el uso inadecuado de antibióticos puede llevar a efectos a largo plazo como la resistencia a los antimicrobianos, alteraciones en el funcionamiento de algunos órganos o inflamación de algunos tejidos.
Eso sería hacerle un daño a la persona, nunca tome o comparta medicamentos que han sido formulados para otras personas, o como tratamientos anteriores. Siempre la prescripción de antibióticos se debe hacer como resultado de una valoración por el profesional de la salud, y de la forma más dirigida posible. No se autoformule, ni recomiende la autoformulación de antimicrobianos.
En realidad, es un problema que afecta a comunidades en todo el mundo. Las infecciones por microorganismos resistentes pueden surgir en cualquier lugar, si bien son más frecuentemente encontrados en los hospitales, estos microorganismos se han adaptado para sobrevivir en otros ambientes o para transmitirse en la comunidad.
La resistencia antimicrobiana le puede afectar a cualquiera, la falta de tratamiento efectivo para infecciones comunes puede llevar a complicaciones graves y aumentar la mortalidad. La resistencia antimicrobiana es un reto global que requiere la colaboración de todos, informarse y actuar de manera responsable es clave para combatir este problema.
¡Entre todos podemos evitar que esto suceda, no abuse de los antibióticos ni se automedique!