La tos ferina, también conocida como coqueluche, es una enfermedad respiratoria altamente contagiosa y potencialmente grave, causada por una bacteria llamada Bordetella pertussis.
Puede afectar a personas de todas las edades, pero es especialmente peligrosa en niños menores de 1 año y en adultos mayores de 65 años, debido a que su sistema inmunológico es más vulnerable, lo que los hace más propensos a presentar complicaciones.
La tos ferina se propaga a través de pequeñas gotas que se expulsan al toser o estornudar, por lo que el contacto cercano con una persona infectada facilita el contagio. Muchas veces, son adultos o adolescentes con síntomas leves quienes, sin saberlo, pueden transmitir la enfermedad a los bebés.
Al inicio, los síntomas pueden parecerse a los de una gripa común, pero en niños y adultos mayores puede evolucionar de forma más severa.
La enfermedad se desarrolla en tres fases:
Fase catarral: síntomas similares a los de una gripa (moqueo, fiebre leve, malestar general, tos ocasional).
Fase paroxística: puede durar de 2 a 3 semanas, con tos intensa y persistente. En niños pequeños puede causar:
Fase de convalecencia: recuperación progresiva de los síntomas.
En casos graves, los lactantes pueden desarrollar neumonía y otras complicaciones que pueden ser mortales.
En Colombia, el esquema nacional incluye la vacuna pentavalente, que protege contra la tos ferina, y se aplica a los 2, 4, 6 y 18 meses de edad. Y un refuerzo con DPT a los 5 años.
Además, se recomienda una dosis de refuerzo (Tdap) para:
Ante el brote actual, se ha recomendado iniciar la vacunación más temprano y acortar el tiempo entre dosis, así como aplicar la vacuna desde la semana 20 en el embarazo, lo que ha mostrado buenos resultados en la reducción de casos.
Sí. El tratamiento se basa en el uso de antibióticos, especialmente si se inicia en las primeras fases de la enfermedad.
Ante una tos persistente, tanto en niños como en adultos, se debe consultar al médico. El diagnóstico se confirma con pruebas de laboratorio.
La tos ferina es una enfermedad prevenible pero peligrosa, especialmente en bebés. La vacunación es la herramienta más efectiva para protegerlos. El llamado es a cuidarse y cuidar a los demás. Vacunarse es proteger la vida.
Este artículo contó con la asesoría de Dr. Juan Pablo Osorio Lombana, médico infectólogo.