Llega el final de un año y con él la eterna lucha de sacar el balance de lo que hicimos o no hicimos, también, llega la famosa lista de propósito de año nuevo donde normalmente queremos comer bien, bajar de peso, ir al gimnasio, ahorrar, aprender algo nuevo, etc., lo cual comienza con mucho entusiasmo pero con el paso del tiempo se vuelve más difícil de cumplir.
Hacer propósitos de año nuevo es un estimulante para nuestro cerebro, pues representan un nuevo reto por alcanzar, pero para que no se conviertan en una carga por no cumplirlos, debemos hacer que el cerebro se enfoque y busque una manera alcanzable de obtenerlos, pues esto nos ayuda a motivarnos y a sentir satisfacción a medida que lo vamos cumpliendo. Además, debemos tener en cuenta que aunque queramos hacer parte a otras personas, este es un tema personal.
¿Qué es un propósito?
Es un objetivo que cada persona se plantea para cumplir a corto, mediano o largo plazo; puede abarcar diversos aspectos de la vida como personales, familiares, laborales, académicos, etc, y nos permiten generar un crecimiento íntegro.
¿Por qué hacemos propósitos a fin o inicio de un año?
Empezar un año nuevo es como tener un pizarrón en blanco que nos permite planear objetivos, con un tiempo específico y que posiblemente abarque desde temas espirituales hasta la parte racional, de ahí que tradicionalmente se hagan al final de cada año. El problema radica cuando pasa el tiempo y no hemos cumplido lo que nos proponemos, ya que a veces no son alcanzables, no hemos hecho una planeación aterrizada o no tenemos claro lo que realmente queremos lograr, causando frustración y desánimo.
Entonces, ¿cómo hacemos para construir un propósito alcanzable?
Hay que tener en cuenta que los propósitos deben ser flexibles, adaptables, reales y en lo posible con fecha de caducidad, porque a medida que pasa el tiempo pueden pasar muchas cosas que alteren nuestros planes. Por ejemplo, en tiempos de pandemia todos tuvimos que adaptarnos a la realidad que estábamos viviendo, surgieron nuevos objetivos, nuevas formas de hacer las cosas y cumplimos otras, lo cual es muy valioso.
Estos son algunos consejos a tener presente para comenzar el 2023 con el pie derecho:
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No basta con tener fuerza de voluntad para alcanzar un objetivo, identifique y planee lo que quiere lograr con ese propósito, visualicelo y estructure los pasos de cómo va a lograrlo, establezca prioridades, ponga fechas límites, mire con qué recursos cuenta y cuales son los limitantes que se pueden presentar.
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A veces menos es más, construir uno o dos propósitos claros puede ser mucho mejor que tener varios que a la larga no se van a cumplir.
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Escriba sus propósitos en papel y haga una lista. Leerlos y mirarlos le ayudará a concentrar sus esfuerzos en alcanzarlos.
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Sea consciente de los pros y contras de cada propósito, así podrá tener un panorama más amplio para llevarlos a cabo.
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Convierta sus propósitos en hábitos o rutinas, por ejemplo, si quiere ir al gimnasio, arme un calendario con fechas y horas para asistir.
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Comparta sus propósitos con su familia o amigos, ellos pueden aportar valor.
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Aprenda a decir “NO”, aunque es bueno compartir, no siempre lo que nos dicen los demás aporta valor a los objetivos que nos planteamos.
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Si con el pasar del tiempo no funciona su plan para lograr un propósito, no se frustre, recuerde que son adaptables y se pueden modificar, lo importante es no perderlo de vista.
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No convierta sus propósitos en camisa de fuerza, encontrar la manera de hacerlo divertido ayuda al cerebro a estar motivado y a ser creativo para cumplirlos.
Ahora si, saque papel y lápiz y escriba su lista de propósitos, este nuevo año es un ciclo de 365 días para hacer realidad sus metas. En la Clínica Shaio deseamos que los logros del próximo año sean solo el comienzo de algo grande.
Este artículo contó con la asesoría de Angie Paola Monsalve, psicóloga del servicio de Psicología para colaboradores de la Clínica Shaio.
