Aunque no existen emociones negativas ni positivas, porque cada una cumple una función relacionada a las emociones primarias, las cuales están directamente conectadas con nuestro instinto de supervivencia, es importante aprender a tener autocontrol de estas.
Para responder a la pregunta de algunas personas sobre qué emociones se pueden controlar y cuáles no, hay que entender que las emociones son una reacción psicofisiológica que el ser humano experimenta como respuesta natural a ciertos estímulos, lo que quiere decir que, aunque sea imposible no sentirlas, si es posible adquirir elementos de inteligencia emocional que nos ayuden mantenerlas bajo control, para cuidar nuestro corazón.
A lo largo de nuestra vida estamos sujetos a una serie de emociones que se dan por distintas situaciones de nuestro día a día, sin embargo, el manejo de estas es importante a la hora de cuidar de nuestra salud mental y física ya que una fuerte alteración emocional puede llegar a provocar malestares que se manifiestan en nuestro cuerpo.
Hay emociones que se producen con mayor fuerza y por ende requieren un mayor nivel de autocontrol en el preciso momento en que las estamos sintiendo. Recordemos que las emociones generan respuestas neurológicas a través de neurotransmisores y afectan directamente el sistema nervioso parasimpático y simpático que controla nuestro corazón.
Por esto, se recomienda ser conscientes e intentar controlar este tipo de alteraciones, especialmente en personas que tienen algún tipo de antecedente cardíaco, ya que su corazón no está en las mejores condiciones para sobrellevar estos impulsos. Esto no significa que la persona vaya a sufrir un infarto siempre que pase por estas emociones, pero si se encuentra en mayor riesgo de padecerlo.
El estrés suele estar latente en gran parte de la población y se da en situaciones como el trabajo bajo presión, crisis económicas, falta de motivación, entre otras. Este es uno de los principales factores de riesgo para padecer enfermedades cardiovasculares como el infarto. Además, se asocia a la hipertensión, arritmias, entre otros.
Según el estudio de Framingahn, el estrés hace que el corazón se esfuerce más, la sangre se espesa, las arterias pierden elasticidad y se acumulan sustancias en las paredes lo que genera dificultad en el flujo de la sangre, además se pierde capacidad para destruir los trombos y el sistema cardiovascular se hace más vulnerable a este tipo de obstrucción.
La inteligencia emocional puede ser una gran herramienta, pues es la capacidad de analizar, comprender y regular las emociones, permitiéndonos identificar aquellas situaciones que nos alteran y buscando herramientas para reaccionar asertivamente.
A continuación, le daremos algunos tips para manejar sus emociones:
Este artículo contó con la asesoría de la Dra. Karen Hurtado, jefe del departamento de Datos de la Clínica Shaio.