A lo largo de la existencia se presentan situaciones y cambios que generan todo tipo de sensaciones en las que se puede decir que a veces ganamos y otras perdemos; en este último caso es importante hacer el respectivo duelo permitiéndonos asimilar el estado que estamos atravesando.
El duelo es una condición emocional que se da cuando se pasa por una pérdida definitiva de alguien o algo que tenía un gran valor para la persona que enfrenta el duelo, por ejemplo: fallecimiento de un ser querido, en el que se debe asimilar que esa persona ya no va a estar físicamente en su vida.
Un duelo tiene varias etapas como la negación, la rabia, la aceptación, la culpabilidad o la tristeza, no necesariamente se viven todas estas emociones ni tienen un orden específico, esto varía según el caso.
La aceptación final de dicha pérdida depende en gran parte de qué tanta energía psicológica le haya puesto a ese “otro” o a ese “objeto”, por ejemplo: ¿cómo era mi relación con esa persona que ahora no está? o ¿qué tanto cariño le tenía a esa casa que vendí? En el duelo lo que se busca es recuperar esa energía en una forma sana.
En promedio un duelo puede durar 6 meses, este proceso no puede acelerarse ni retrasarse, aún así, si se demora más tiempo lo importante es contar con constante acompañamiento bien sea familiar o psicológico. En algunos casos puede darse también un duelo anticipado que sirve como una preparación para asimilar la situación que viene, como es el momento previo a la jubilación, ahí la persona empieza a hacer un proceso de aceptación frente a dicho panorama de manera que cuando sucede lo asimile de forma más tranquila.
Se recomienda expresar todo lo que sienta durante un proceso de duelo de la manera en que más cómodo se sienta, reprimir las emociones puede generar mayores malestares a futuro.
Este artículo contó con la asesoría del Dr. Diego Fonseca, psiquiatra de la Clínica Shaio.