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Cuide su trasplante: consejos para prevenir infecciones

jun 6, 2025
médica hablando de prevención de infecciones

Después de recibir un órgano trasplantado, el cuerpo necesita medicamentos inmunosupresores para evitar el rechazo. Estos fármacos, aunque esenciales, debilitan las defensas naturales, aumentando la probabilidad de contraer infecciones por virus, bacterias, hongos o parásitos. Evitarlas contribuye a la buena función del órgano trasplantado y disfrutar de una vida plena.

¿Cómo evitamos que aparezcan infecciones?

Contamos con dos estrategias: prevenir la reactivación de infecciones previas al trasplante (que pueden permanecer en estado latente en el organismo) y evitar la adquisición de nuevas infecciones mediante intervenciones farmacológicas (como las vacunas) o no farmacológicas (como el uso de tapabocas, higiene de manos y la adecuada preparación de alimentos, entre otras).  

¿Por qué prepararse antes del trasplante?

Antes de la cirugía, el equipo médico realiza un “cribado pretrasplante” con el fin de detectar cualquier infección previamente contraída y que, estando en un estado latente (dormida), pueda reactivarse con el inicio de la terapia inmunosupresora. Esto permite planificar tratamientos preventivos y reducir riesgos.  

¿Cómo construir defensas antes de la inmunosupresión?

Las vacunas son una herramienta fundamental para reducir el riesgo de infecciones. Lo ideal es aplicarlas antes del trasplante, ya que el sistema inmunológico aún no se ha debilitado por la acción de los medicamentos inmunosupresores. Sin embargo, esto no significa que no se puedan aplicar después del trasplante, de hecho, algunas vacunas requieren refuerzos periódicos, como las de la Influenza y el COVID-19.  

Las vacunas que tienen microorganismos vivos atenuados, como la de la fiebre amarilla, la triple viral (sarampión, rubéola y paperas) o la fiebre tifoidea, están contraindicadas en pacientes que ya reciben medicamentos inmunosupresores para el trasplante por el riesgo de generar complicaciones.  

Por el contrario, las vacunas inactivas, es decir aquellas que no contienen virus vivos, pueden ser administradas con seguridad, tanto antes como después del trasplante. Algunas de las más recomendadas son:

Influenza estacional: cada año, al menos dos semanas antes de la cirugía

  • COVID-19: última cepa disponible, al menos dos semanas antes del trasplante y refuerzo anual.
  • Neumocócica: PCV13 seguida de PPSV23.
  • Hepatitis A y B: dos o tres dosis completadas idealmente antes del trasplante.
  • Herpes zóster inactivada: dos dosis, con un intervalo de 2 meses entre ellas.
  • Difteria, tétanos, tos ferina (Tdap): el esquema primario son 3 dosis, en pacientes ya inmunizados aplicamos un refuerzo cada 10 años.  

La vacunación no solo es para el paciente, también es para los que conviven con él, así se crea un “escudo” que reduce la posibilidad de contagio desde el entorno cercano.  

¿Cómo alimentarse de manera segura?

Las infecciones transmitidas por alimentos pueden ser graves en alguien con defensas bajas, algunos consejos prácticos son:

  • Leche y quesos: solo pasteurizados (evitar los quesos mohosos.
  • Carnes, aves y pescados: cocinar hasta alcanzar una cocción completa.
  • Huevos: cocer bien y evitar recetas que los incluyan crudos como la mayonesa casera o mousse.
  • Frutas y verduras: lavar con agua potable y eliminar residuos de tierra.
  • Alimentos crudos o en barra: evitar buffets, comidas callejeras o ensaladas que hayan estado a temperatura ambiente.
  • Agua: usar agua embotellada o hervida y evitar el consumo de jugos si dudamos de la potabilidad del agua.  

¿Por qué es tan importante el uso de tapabocas?

Aunque las vacunas son eficientes, hay infecciones respiratorias que aún no tienen vacuna, por eso, el uso de tapabocas (cubriendo boca y nariz) es una estrategia altamente efectiva para mitigar este riesgo.  

Se recomienda especialmente;

  • Durante períodos de alta circulación de virus respiratorios (COVID, Influenza).
  • En época de lluvia, especialmente en países donde no hay estaciones climáticas (se aconseja llevar uno a la mano siempre).  
  • En espacios cerrados con aglomeraciones y ventilación escasa, como el transporte público o centros comerciales  
  • En lugares donde haya personas con síntomas respiratorios.

No es necesario usarlo en espacios abiertos como parques o calles ni en nuestro hogar si no hay personas enfermas.

Higiene de manos: el primer escudo contra las infecciones

La higiene de manos frecuente con agua y jabón o el uso de alcohol glicerinado es la medida más sencilla y efectiva para la gestión del riesgo de infecciones.  

  • Se recomienda hacerlo en los siguientes momentos:  
  • Antes de preparar o comer alimentos.  
  • Después de ir al baño
  • Después de tocar animales
  • Antes y después de limpiar una herida.
  • Después de saludar a alguien con la mano o tocar superficies de uso común.

Cuando las manos estén visiblemente sucias, es preferible el uso del agua y el jabón.  En otras situaciones, puede utilizarse alcohol glicerinado (con al menos 60 % de alcohol) como una alternativa práctica y eficaz.

Hábitos de vida que ayudan a prevenir infecciones

  • Dejar de fumar y evitar el humo de fumadores: fortalece la capacidad pulmonar y disminuye el riesgo de neumonías e infecciones respiratorias graves.
  • Mantener una alimentación equilibrada: una dieta rica en frutas, verduras, proteínas magras y granos integrales mejora la nutrición y ayuda a mantener un sistema inmunológico saludable. Los pacientes trasplantados de riñón deben mantenerse hidratados y los de trasplante de corazón, seguir las recomendaciones nutricionales estrictas que les indique el cardiólogo.  
  • Ejercicio moderado: caminar diariamente, practicar yoga, Tai Chi o pilates fortalece el cuerpo sin sobrecargar el sistema inmunológico. Siempre consulte con su equipo médico antes de iniciar cambios drásticos en su actividad deportiva.
  • Salud oral: la higiene oral diaria (cepillado y uso de hilo dental tres veces al día) y la consulta periódica con odontología son imprescindibles.
  • Descanso y manejo del estrés: cada persona tiene una necesidad de horas de sueño, pero lo más importante es que sea reparador. La meditación, oración o técnicas de respiración pueden ayudar a calmar la mente, lo cual impacta positivamente en el comportamiento del sistema inmunológico.

Un estilo de vida equilibrado fortalece la salud en general y contribuye a preservar la función del órgano trasplantado. En la Clínica Shaio, acompañamos a nuestros pacientes en cada etapa del proceso, brindando orientación para adoptar hábitos saludables y apoyo frente a los desafíos que pueden surgir tras el trasplante.

Este blog, fue escrito por el Dr. Edwin Silva, especialista en infectología, al servicio de la Clínica Shaio.