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No todo olvido es Alzheimer: así se manifiesta la demencia vascular

nov 6, 2025
No todo olvido es Alzheimer: así se manifiesta la demencia vascular

¿Te ha pasado que olvidas cosas importantes o notas que alguien cercano empieza a confundirse con facilidad o cambia su ánimo sin razón aparente?

Aunque muchos asocian estos síntomas con el envejecimiento o con el Alzheimer, existe otra causa menos conocida, pero igual de frecuente: la demencia vascular.

Esta condición aparece cuando la sangre no llega adecuadamente al cerebro y algunas áreas comienzan a dañarse. El resultado: alteraciones en la memoria, el pensamiento, el lenguaje o la conducta. Es, después del Alzheimer, la segunda causa más común de demencia en el mundo.

El Dr. Sebastián Ovalle, especialista en Neurología de la Clínica Shaio, explica que “la demencia vascular surge cuando los vasos sanguíneos del cerebro se obstruyen o se dañan, impidiendo que las neuronas reciban oxígeno y nutrientes. Esto puede ocurrir tras un accidente cerebrovascular o pequeños infartos cerebrales que, a veces, pasan inadvertidos”.

Más allá de los términos médicos, lo importante es reconocer que esta enfermedad puede prevenirse y tratarse, especialmente si se detecta a tiempo.

Un dato para tener en cuenta 

En el mundo, el 50 % de los casos de demencia se deben al Alzheimer, mientras que entre el 20 % y el 30 % corresponden a demencia vascular. Aunque sus causas son diferentes, ambas enfermedades pueden coexistir: hasta una tercera parte de los pacientes puede presentar signos de los dos tipos, ya que comparten varios factores de riesgo.

A diferencia del Alzheimer, cuyos síntomas progresan lentamente, la demencia vascular suele aparecer de manera más repentina. La persona puede experimentar dificultad para concentrarse, lentitud en el pensamiento o cambios bruscos en su estado de ánimo. Incluso, puede tener problemas para caminar o mantener el equilibrio.

“Cuando el flujo de sangre al cerebro se altera, el daño no solo afecta la memoria, también puede modificar la forma en que la persona se comunica o se relaciona con su entorno”, señala el Dr. Ovalle.

El riesgo aumenta en quienes tienen enfermedades cardiovasculares o factores como hipertensión, colesterol alto, diabetes, tabaquismo, obesidad o sedentarismo. Por eso, cuidar el corazón también es cuidar el cerebro. Mantener una presión arterial

estable, llevar una dieta equilibrada, hacer ejercicio y evitar el tabaco y el alcohol son medidas simples que hacen una gran diferencia.

Aunque la demencia vascular no tiene cura, su evolución puede controlarse. El tratamiento busca evitar nuevos daños cerebrales y mantener las funciones cognitivas activas. Incluye el manejo médico, la rehabilitación cognitiva y el acompañamiento familiar.

En este proceso, el apoyo emocional y social del entorno es tan importante como la medicación. Crear rutinas, promover actividades que estimulen la mente y mantener un ambiente tranquilo contribuyen a una mejor calidad de vida.

Más allá de una enfermedad, la demencia vascular es un recordatorio poderoso: la salud cerebral y la salud cardiovascular van de la mano. Cuidar una es proteger la otra. La prevención y la atención oportuna pueden marcar la diferencia entre perder recuerdos o conservarlos vivos por más tiempo.