La diabetes se produce cuando el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no la utiliza eficazmente, por lo que la diabetes no controlada es denominada: hiperglicemia, que se traduce como: aumento del azúcar en la sangre.
La insulina es una hormona producida por el páncreas que se encarga de regular la cantidad de glucosa (azúcar) en la sangre.
Existen dos tipos de diabetes, el primero se da porque el cuerpo no produce insulina y es por factores de riesgo relacionados con la herencia genética. El otro tipo se desarrolla cuando el cuerpo no produce o no usa la insulina de manera adecuada y sin suficiente insulina, la glucosa permanece en la sangre generando problemas serios al organismo, este último es más común en personas adultas y se agudiza con la edad.
Síntomas de la diabetes
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Constante necesidad de orinar
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Sed inusual y sensación constante de hambre
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Pérdida y ganancia inusual de peso
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Fatiga e irritabilidad
Cuando ya se es diabético se debe tener especial cuidado con las siguientes enfermedades derivadas de esta condición médica:
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Neuropatía diabética: es un daño neurológico que afecta las piernas y pies provocando dolor y entumecimiento en las extremidades.
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Retinopatía diabética: es el daño en los vasos sanguíneos del tejido ubicado en la parte posterior del ojo (retina) provocando la aparición de miodesopsias (puntos o hilos de color negro o gris que se desplazan a través de los ojos), visión borrosa, áreas de la visión oscuras y dificultad para percibir los colores y hasta ceguera.
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Pie diabético: si sus niveles de azúcar en la sangre son demasiado altos esto puede dañar los nervios o los vasos sanguíneos provocando que pierda la sensación en los pies y no sienta facilmente una cortadura, una ampolla o una llaga. Estas lesiones pueden causar úlceras e infecciones y si no se atienden a tiempo se llega a amputar esta extremidad.
Si presenta uno o más de estos síntomas consulte con su médico de inmediato. Recuerde hacerse mínimo un chequeo médico al año.
Para su tratamiento existen medicamentos y seguir otras recomendaciones como cambios a hábitos alimenticios más saludables, evitar el consumo de azúcares refinadas y carbohidratos y realizar actividad física.
Este artículo contó con la asesoría del Dr. Oscar Penagos, cardiólogo de la Clínica Shaio.