En Colombia el ACV es la primera causa de discapacidad mayor y una de las principales causas de mortalidad no traumática.
El ataque cerebrovascular o ACV, sucede cuando se reduce o bloquea la llegada de sangre a un área del cerebro, si esto sucede no podrá recibir oxígeno ni nutrientes, lo que puede provocar que las células mueran y causen un daño permanente.
Con relación al tratamiento, lo más importante es que debe ser oportuno, es importante que las personas reconozcan los síntomas, y ante cualquier sospecha actuar de forma inmediata, llevando al paciente lo más pronto posible a un servicio de urgencias. En el ACV “tiempo es cerebro”.
C: cara torcida
O: ojo, alteración visual
R: rápida disminución de la fuerza en alguna parte del cuerpo
R: raro al hablar
E: llamar a la línea de emergencia o llevarlo a un servicio de urgencias
Entre más rápido se detecten los síntomas mejores van a ser los desenlaces en pronóstico y tratamiento.
Este ACV se genera por la formación de coágulos en arterias ya estrechas (accidente cerebrovascular trombótico), o por desprendimiento de coágulos de otros vasos sanguíneos o desde el corazón que llegan al cerebro (embolia cerebral o accidente cerebrovascular embólico), la manera más común para tratarlo consiste en destapar la arteria, lo que se puede realizar de dos maneras:
Se debe realizar una escanografía cerebral sin contraste o TAC para ver el interior del cerebro y descartar que el evento sea un derrame cerebral. Si no hay hemorragia se inicia tratamiento con el trombolítico. La fibrinolisis por el trombolítico tiene la posibilidad de disolver el coágulo, lo que genera una alta probabilidad que haga efecto en la obstrucción.
En cambio, cuando el coágulo es muy grande y obstruye una de las arterias de la base del cerebro, el medicamento no es suficiente, es necesario realizar tratamiento endovascular, que consiste en introducir un catéter que viaja hasta la arteria del cerebro del sitio de la obstrucción, para sacar o aspirar el coágulo con dispositivos especializados y destapar la arteria.
Aunque son menos frecuentes que los isquémicos ( 20% de los ACV), tienen un pronóstico más delicado y pueden generar mayor daño. Suceden cuando un vaso sanguíneo del cerebro se rompe generando un derrame, y son la consecuencia de no controlar la presión arterial, malformaciones arteriovenosas, o medicamentos anticoagulantes; por lo que tratarlos es un poco más complejo:
Las opciones para tratar de manera oportuna un ACV hemorrágico se centran en controlar la tensión arterial elevada, y disminuir la expansión del hematoma.
Se pueden seguir algunos de estos tratamiento según la severidad:
En la primera hora, se debe controlar por medio de medicamentos la tensión arterial del paciente para reducir la expansión del hematoma.
Si el área del sangrado es extensa, es posible que se realice una cirugía para extraer la sangre y aliviar la presión en el cerebro.
Si el ACV es causado por la ruptura de un aneurisma intracraneal, el tratamiento puede ser endovascular o quirúrgico para reparar la arteria dañada.
Después de ser estabilizado, el paciente entra a un periodo de observación en UCI ya que después del ataque su condición de salud puede ser inestable y requiere motorización y tratamientos inmediatos.
Pasada esta fase aguda del ACV, el paciente continúa bajo observación donde se inician dos procesos:
Se realiza pesquisa neurovascular, que no es más que la investigación para determinar las causas del ACV, lo que permite la prevención de otro ataque.
El segundo paso es clave para la re inserción del paciente a su vida normal, y es la rehabilitación integral que consta en terapias física, lenguaje, ocupacional, cognitiva y social.
El Código de ACV, es un código de emergencia implementado en la Clínica para actuar de manera oportuna y precisa cuando llega un paciente con síntomas sospechosos, activando todos los recursos humanos y tecnológicos disponibles en la institución.
Esto es producto de un trabajo mancomunado entre especialidades, conformando un equipo con el objetivo de tratar a estos pacientes.
Las personas con hipertensión, obesidad, diabetes, tabaquismo y fibrilación auricular (arritmia), corren más riesgo de sufrir un ACV. De hecho, los ACV producto de la fibrilación auricular son los de peor pronóstico.
Por esto, se deben tomar medidas de prevención primaria, es decir, antes de que suceda el hecho, y asimismo de prevención secundaria cuando ya se ha presentado un primer evento. Para ello es necesario promover hábitos saludables como realizar actividad física, no fumar, mantener una alimentación saludable, evitar el exceso de alcohol y uno de los más importantes, controlar adecuadamente la hipertensión arterial.
La Clínica Shaio es un centro avanzado y certificado internacionalmente por la WSO, y uno de los primeros en el país en el tratamiento del ACV. Contamos con un equipo de ACV (Stroke Team) altamente especializado, con gran experiencia en el manejo de esta enfermedad.
Este artículo contó con la asesoría del doctor Javier Torres Zafra, neurólogo.
Para más información:
https://www.shaio.org/ataque-cerebrovascular
https://www.shaio.org/acv-opciones-de-tratamiento
https://www.shaio.org/que-hacer-si-sufre-un-ataque-cerebrovascular